LA VEZ QUE CLAUDINNE QUIZO AMAR

Claudinne cruza las piernas, su mirada se agota en un comercial de una tienda de ropa, el té se enfría sobre su escritorio, la cajetilla de cigarros también se agota, mientras bocanada tras bocanada va calculando los descuentos que por temporada anuncian en aquel aviso.

- Necesito ropa Ludovic, ya no tengo nada que ponerme cariño.

Pero Ludovic no esta, fue solo un “Ganas” de querer hablarle de atraerlo con ese pensamiento tan suyo y profundo “Necesito ropa Ludovic”, y se recuesta en su silla y descansa el diario sobre su rodillas extiende la manos hacia el cenicero y otra bocanada que también se agota en aquel espacio ensimismado que la soporta.

Claudinne es Rubia, distinguida muy blanca y muy alta, hoy lleva un conjunto verde pálido, su falda rodea unas pantorrillas fabulosas, el cuelo del saco verde pálido es amplio, y su pecho es un triangulo de pecas y su busto dos montes que flotan entre un mar de tela de algodón, la blusa de botones diminutos solo antojan deshojarla. Claudinne acaricia la madera firme y piensa, que firme y dura seria la espalada ancha de ludovic sobre ella, y lo duro que sentiría su miembro tratando torpe de escurrirse entre sus labios húmedos “Ya no tengo que ponerme cariño” y “El Comercio” desparramado en el suelo, el té frío y la madera sentida por la marca de la taza, la falda remangada, su ropa interior hecha tirones, la ventana y Lima mirando gris a escondidas, el cigarro a medio fumar, y su muñeca es un remolino y la presión su deleite y sus senos dos puñales que se escapan redondas por sus costado, y Ludovic ha entrado tras esa puerta.....

- Cierrala y hazme el amor Cariño.......