UNA TARDE EN EL VILLAGE ADEMAS RAMÓN Y LOS RAMONES

Cuando Ludovic lo conoció le llamo la atención ese aire de guerrero Moro que llevaba Ramón se lo había presentado Miriam, una peruana encantadora profesora de español en la NYU. De ojos tan marrones como sus cabellos enrulados, su pinta encajaba aun mas con esos espejuelos, tan delgados como su figura, Ramón era un flaco alto y desde la estatura de Ludovic parecía en verdad un antiguo guerrero musulmán. A Ramón le daba mucha gracia recorrer las calles del East Village junto a Ludovic, caminaban sin apuro sobre esas calles atiborradas de gente algo o completamente rara, diferente y alguna veces “Normal”. Las mesas y sillas de los restaurantes ocupaban media vereda y meseros con atuendos diferentes iban saliendo enfundados en trajes típicos haciendo malabares con aquellas bandejas espumosas y de diferentes colores.

- ¿Te apetecen unas albóndigas chaval?, o bueno, lo que se te antoje
- ¡Y unas chelas! Que esos wiros me han dejado con una sed nazi Ramón.
- ¿Wiros? ¡Los Porros joder! Qué, que es eso de andar cambiando las palabras coño, pero bueno, vamos al Ucraniano que mas tarde hoy viernes, se ponen a bailar tango los cabrones.
- ¡Mostro! ¡Vamos!
- Que te digo que no es tan feo, que lo bailan bien
- (Rie Ludovic como niño) ¡Mostro! Osea “Perfecto” vamos
- Que eres un gilipollas, bueno, vamos invito yo.

Y aunque Ludovic se moría de ganas de ir al CBGB, aun era muy temprano. Ya la hierba hacia su efecto y Ramón estaba pagando. Ya regresaría él solo a descubrir tan notable local, en Lima sus amigos no le perdonarían haber cruzado por el CBGB y no haber entrado a “pogear” un rato allí en donde según los gringos (¡Fuck off wanker's! pensó 100% Sex pistols Ludovic) “The Ramones” revolucionó la música con su onda Punk.

Para bajar la grasa de las albóndigas pasean fumandose otro porro cruzando Washington Square, caminan apestando toda la Bleecker St, quieren pasar fumosos por el housing de la NYU y llamar la atención de las escandinavas fabulosas que flotaban por los alrededores, extremadamente rubias extremadamente largas y blancas. Hablando un ingles cortado y con la fonética de Tarzan, marchan risueños y risueñas hacia W. Broadway doblan en W. Houston St. con el olor a hierba a sus espaldas. Llegan al “Atelier” Ramón era joyero y junto a él mostraban sus trabajos en aquel diminuto taller un par de Ramones más; Michell Francés de nacimiento y Hondureño por matrimonio, y Martín, tremendo uruguayo y cornudo por mera monería. Esa tarde en el village fue; De Beaujolais, de hierba jamaiquina, escandinavas fumosas, digestión ucraniana y unas rayas contadísimas de dudosa procedencia colombiana, que Martín con esa “Modestia” Uruguaya, con que los argentinos los describen, insistió en compartir.

- Chaval, la amiga de esa que tienes ahí, quiere saber que te trajo por estos lares, algo asi como ¿Qué haces?
- ¿Qué que hago? Dile, que la estoy pasando de “Puta madre”