Y sobre aquel manto desértico una ciudad de luces y oro verde anunciaba el final de cuatro horas insoportables en un Southwest con pinta de Greyhound. Mas alla de los tragamonedas, junto a las puertas de acceso para abordar, nada nuevo en un aeropuerto rodeado de Casinos y demas vicios. Sin palmeras, menos con rascacielos, el strip de Las Vegas se volvia insoportable, quizás haber llegado en fin de semana y al final de tarde fue uno de esos errores involuntarios, que el cambio de horario genera, pero en fin, con el “Pacific Time” a cuestas y despues de parar en veinte hoteles llegue al Stratosphere Tower Hotel, ubicado al final de la afamada Las Vegas Blvd, el último lugar decente, al final del Strip. Con el sabor a aire acondicionado aun en mi cerebro paseo revisando anuncios de prostitutas que muestran carne en f
olletos en cada esquina, re considero el dejar de esconder mi cerveza a la vista publica ya que la mayoria jironea goteando alma de hielo sobre el cemento atierrado del Boulevard, el olor a smoke me quita el apetito, y los ofreciemiento a sexo me deja el libido estéril. Sahara, Circus Circus, Stardust y ya pronto los casinos de verdad; Treasure Island,Venetia, Caesar’s Palace, Paris Paris, la cantidad de gente, un barco pirata, las gondolas, divinidades y las sombras de la torre Eifel sobre mis hombros, botellas de agua sobre los puentes que conectan a los casinos sobre volando la avenida y a cuatro dolares me quitan la sed, y estar sin ti me pone hambriento. Monte carlo, New york new york, Tropicana y otra vez los bonitos, Mandalay, Luxor, Four seasons, igual tengo que ir a la izquierda sobre Flamingo st y luego a la derecha en Paradise Rd ,
en el mapa se veia todo mas corto pero bueno, estamos conociendo y ese espiritu aventurero aun intacto nos da fuerza y claro mas sed. Cerveza, Cerveza gratis como caramelos o gomas de mascar, y el maldito hotel casino ni aparece, en mi mente parar un taxi se vuelve prioridad, pero todos estan llenos, el próximo hotel se ve distante y es que en fin de semana lo mas probable es que encuentres uno libre en el ballet parking de algun resort. Seis cuadras, diez cuadras y a la quinceaba, aun entero y sin haberme derretido en el asfalto me detengo. Ya sin Heineken sigo mi mapa con el alma a mil, porque ya se acerca la hora y con mi compañía hablando de algo que quisiera de veras poder recordar. ¡Ahí esta! ya se ve el Hard Rock Hotel, enclavado en toda una manzana, se puede percibir el brillo de sus luces, que aceleran mis ganas cual cuerda de guitarra, mis pasos, mi deseo y mi pareja que divertida amenaza con volverse a enamorar, “Please, not now”. Sobre la vereda angosta y casi corriendo; muchos tipos como yo, muchas tias como ella sirviendo de cola. Llegue, llegue, ya solo comprar mi entrada , la linea para entrar con mi Baily's on the rocks y una pizca de lagrimas en la mano “At The Joint”.
Mi rostro brilla, mi alma viaja a velocidad luz recordando fiestas, reuniones, amigos, novias, lugares, historias, mi mente genera historias, piensa en ti, piensa en mi, grito, pataleo y juro que jamas volvere a pedirme morir, vestido de forma impecable, acentuando sus cejas juntos con sus letras flota en el escenario mirando abstracto la luz que brota de la frente de los trescientos y algo de amigos que pagaron casi ochenta duros para verlo decir “Hello friends”, casi calvos, regordetes, abogados, asilados, cajeros de burger king, escorts, escritores y quizás solo un poeta, colgados de un traje azul con camisa celeste y sudor marrón,
sujetados por su voz, por su cariño, por su amor, nuestro amor. No me puedo morir ahora, no puedo, tengo que sentir que he tocado el cielo y la punta de su dedos con mi mano “Hand in glove”, “Morrissey, Morrissey, Morrissey”.
